Hace siete semanas, David W., de 18 años, tuvo un accidente automovilístico. En el accidente el cráneo de David se golpeó violentamente con el volante. Durante el golpe, su cerebro chocó con el cráneo, que está compuesto de hueso muy duro y resistente. David perdió el conocimiento durante 2-3 minutos. Más tarde, los exámenes revelaron que el cráneo no se había fracturado. Afortunadamente, no había sangrado ni hinchazón, y tampoco se detectaron coágulos de sangre en el cerebro o alrededores. Así, se evitó algún tipo de perturbación del suministro de oxígeno al cerebro que pudiera provocar un daño cerebral más grave. Durante estas siete semanas, David ha experimentado dolores de cabeza, así como problemas significativos de concentración. En raras ocasiones su visión es borrosa. David, habitualmente se encuentra somnoliento.
Lesión cerebral traumática
Descripción de un caso
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Estos son algunos de los síntomas que caracterizan lo que se llama lesión cerebral traumática leve. Otros síntomas pueden incluir confusión, mareos, incapacidad para aguantar los sonidos y la luz, cambios de humor, fatiga, problemas de memoria y de concentración. En los casos de lesiones traumáticas severas los síntomas son similares, pero más intensos. Si se experimenta pérdida de la conciencia, ésta puede continuar durante horas, días o incluso períodos ilimitados de tiempo. De igual forma, si se ve afectada, el habla puede ser incoherente o confusa. Otros síntomas de lesión cerebral traumática severa pueden incluir un comportamiento inusual y agitado, vómitos recurrentes, dilatación de las pupilas, debilidad o entumecimiento en las extremidades inferiores e incapacidad de controlar la vejiga o el intestino. Pueden surgir complicaciones que se asocian con una amplia gama de síntomas tales como la disfunción cognitiva, la incapacidad para comunicarse, convulsiones, daño del nervio facial, infecciones, así como con problemas emocionales y conductuales.
Estos síntomas, muchos o pocos, leves o graves, son el resultado de los daños sufridos en el cerebro. Se producen debido a que el golpe o sacudida en el cerebro ha ocasionado daños temporales en las células, y, en casos más graves, hematomas, hemorragia interna, la muerte neuronal y / o pérdida de tejido. Las lesiones cerebrales y sus síntomas asociados difieren entre sí. El daño puede ser más o menos grave y puede producirse en cualquier parte del cerebro. Las sacudidas y golpes en el cerebro son en su mayor parte inesperados y son causados por experiencias violentas, tales como accidentes automovilísticos, caídas, deportes... Para determinar el grado de gravedad, los médicos recopilan información sobre las circunstancias de la lesión y utilizan métodos para determinar el estado de conciencia del paciente, como por ejemplo la Escala de Coma de Glascow. La escala divide los casos en leves, moderados y graves. En los casos leves no hay conmoción cerebral y la recuperación neurológica es completa. La mayoría de los pacientes leves experimentan pérdida de memoria y dificultades de concentración. En los casos moderados el paciente está letárgico y en casos graves en estado de coma, incapaz de seguir instrucciones y abrir los ojos. Los bebés que han recibido un golpe en la cabeza o una sacudida siempre deben ser analizados por un médico, ya que son incapaces de comunicar sus síntomas.
El descanso es el único tratamiento para la lesión cerebral. Sin embargo, la medicación y un cuidado especial pueden ayudar a limitar el daño secundario (exceso de líquido, oxigenación arterial, convulsiones y otros) ocasionado al cerebro, especialmente en los casos más graves. Las personas con mayor riesgo de lesión traumática del cerebro son los más jóvenes, desde su nacimiento hasta los 4 años, adolescentes y personas mayores, a partir de los 65 años.
Más de un millón y medio de personas sufren lesiones cerebrales traumáticas cada año. De esos casos, 800.000 requieren atención ambulatoria temprana y 270.000 son hospitalizados. Cada año, alrededor de 52.000 personas mueren y 80.000 sufren graves discapacidades neurológicas a causa de una lesión cerebral traumática grave.
En ausencia de un tratamiento específico para la lesión cerebral traumática, la mejor medida es la prevención. Crear un entorno más seguro para los niños y los ancianos, y educar a los adolescentes para que mantengan una conducta más segura, es esencial. Se debe considerar con detenimiento la posibilidad de coger al bebé de forma segura y estable (sin agitar), el uso de cinturones de seguridad y cascos, el almacenamiento de armas de fuego y sus correspondientes balas, la influencia del alcohol, la instalación de pasamanos, alfombras antideslizantes y de barreras para escaleras para los niños pequeños.
La rehabilitación es a menudo necesaria, especialmente en el caso de que se haya producido una lesión cerebral significativa. El equipo de rehabilitación puede incluir a médicos o enfermeras expertos en neuropsicología, en medicina de rehabilitación, en el habla y el lenguaje, en terapia ocupacional, en psiquiatría, trabajo social y esparcimiento. La extensa investigación existente muestra que el entrenamiento cognitivo (o entrenamiento cerebral) es importante para la rehabilitación de la función cognitiva alterada por una lesión cerebral traumática. Cuando el daño cognitivo es difuso (infligido a diferentes zonas del cerebro), se recomienda el uso de programas multi-dominio de ejercicio cerebral, los cuales entrenan una amplia gama de funciones cognitivas.
Las consecuencias que se derivan de un daño cerebral adquirido pueden ser más o menos graves, y puedenafectar a nivel cognitivo afectando a este con gran deterioro. El lenguaje, la memoria, la percepción u otras habilidades cognitivas se pueden ver afectadas tras una lesión craneoencefálica. En cuanto a las funciones ejecutivas, estas son imprescindibles para la ejecución de tareas más complejas y por este motivo será necesario un efectivo entrenamiento de todas ellas, tal y como demuestran los estudios y la investigación científica.
Referencias
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